55 BOLETÍN DE LA COMISIÓN DE SEGURIDAD SOCIAL, 2024

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LA RESPUESTA DE LA SEGURIDAD SOCIAL AL CAMBIO CLIMÁTICO Y LA DEGRADACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE.

 

El cambio climático y la protección del medio ambiente están recibiendo cada vez más atención en el debate mundial sobre la seguridad social. Esto se debe principalmente al papel fundamental que desempeñan las prestaciones y los servicios de seguridad social en la mitigación de los efectos socioeconómicos adversos del cambio climático en las personas y las familias, así como a las dificultades crecientes a las que se enfrentan los sistemas de seguridad social debido a la naturaleza cambiante de los riesgos climáticos.

 

En un momento en el que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) y el 75.º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos ocupan un lugar prioritario en la agenda mundial, es oportuno subrayar que son cuestiones estrechamente vinculadas con el objetivo y la obligación que se han contraído a nivel internacional para garantizar la seguridad social para todas las personas.

 

Además de la necesidad de garantizar el acceso a la atención de salud esencial y a la seguridad básica del ingreso, preservar los medios de subsistencia en entornos limpios, seguros, saludables y sostenibles es crucial para lograr la plena efectividad del derecho fundamental a la seguridad social para todos. El cambio climático provoca la degradación ambiental, lo que expone a las personas y las familias a nuevas formas de riesgos y eleva la demanda de prestaciones y servicios de seguridad social. Además, el creciente número de riesgos climáticos reduce también la capacidad de los países y las instituciones para responder adecuadamente a la necesidad en constante crecimiento de protección social.

 

La seguridad social es esencial para garantizar la resiliencia de las personas y de las sociedades. Hoy en día, el cambio climático es uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos. Este año, las temperaturas mundiales han sido excepcionalmente altas y han traído consigo tormentas, inundaciones, sequías, escasez de agua y demás consecuencias naturales que han tenido una magnitud sin precedentes y han afectado profundamente al trabajo y a la vida de las personas de todo el mundo. 

 

El acceso efectivo a un nivel suficiente de prestaciones y servicios de seguridad social desempeña un papel fundamental en la mitigación de los efectos socioeconómicos adversos del cambio climático y la degradación ambiental. Sin embargo, ambos fenómenos afectan a los países en grados diferentes, y con mucha frecuencia requieren soluciones que van más allá del ámbito de las intervenciones de seguridad social monetarias y en especie para solucionar los problemas de las comunidades y los grupos de población afectados. Por lo tanto, ralentizar, si no invertir, la evolución actual del cambio climático es imprescindible para el cumplimiento pleno y continuo del derecho a la seguridad social para todos.

 

En África, donde el sector agrícola representa más del 35 por ciento del producto interno bruto (PIB) y constituye el medio de subsistencia de más del 50% de la población del continente, las condiciones climáticas adversas afectarán negativamente a las actividades económicas. Como consecuencia, un número cada vez mayor de personas y familias que trabajan en el sector agrícola se verán expuestas a una situación de vulnerabilidad socioeconómica, y también aumentará la necesidad de intervenciones de seguridad social más completas y con una mayor capacidad de respuesta, más allá de las prestaciones monetarias, para solucionar los problemas del lado de la oferta, como la seguridad alimentaria.

 

En otros casos, el cambio climático provoca el agotamiento de las aguas subterráneas, lo que provoca sequías y escasez de agua, que no solo afectan a las actividades agrícolas, sino también a otros aspectos de la sociedad. Por ejemplo, las sequías provocadas por el clima pueden repercutir en los flujos migratorios y el funcionamiento de instalaciones socio médicas, como los hospitales. También puede tener consecuencias en el sector energético, especialmente en entornos con una gran dependencia de las plantas hidroeléctricas, situación que suele darse en África. Por lo tanto, los efectos del cambio climático en África son múltiples y tienen consecuencias de gran alcance en todos los sectores de la sociedad, en comunidades y en países de todo el continente.

 

El cambio climático afecta a todos los aspectos de la sociedad y de la vida humana. Está transformando los riesgos a los que hacen frente las personas y los hogares, con posibles consecuencias socioeconómicas profundas, como mayor pobreza, desigualdad e inestabilidad social. En el ámbito de la salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el cambio climático afecta a los determinantes sociales y ambientales de la salud, como el aire limpio, el agua potable, alimentos suficientes y el alojamiento seguro.

 

Afecta igualmente, a la agricultura y al suministro de alimentos, ya que altera la productividad agrícola, el suelo y los recursos hídricos, y provoca problemas de salud para los trabajadores agrícolas y el ganado. os riesgos para la salud inmediatos y la escasez de producción de alimentos debido al cambio climático elevan la vulnerabilidad socioeconómica, en particular en las economías agrarias. En este sentido, la protección social encaminada a garantizar el acceso a la atención de salud esencial y a la seguridad básica del ingreso se asienta como la respuesta natural para mitigar los efectos socioeconómicos negativos de este fenómeno.

 

Al mismo tiempo, el cambio climático repercute en la capacidad gubernamental e institucional para hacer efectivo el derecho fundamental a la seguridad social para todos, al exponer a los sistemas de seguridad social a presiones bidireccionales que aumentan el déficit de financiación. En primer lugar, el cambio climático cataliza la materialización de contingencias como la pobreza, la enfermedad y el desempleo, en particular en las comunidades rurales y agrícolas. Estas comunidades necesitan un mejor suministro de prestaciones y servicios de seguridad social, teniendo en cuenta las dificultades financieras a las que se enfrentan sus sistemas de seguridad social. En segundo lugar, la pérdida de productividad provocada por el cambio climático da lugar a la erosión de la base de financiación para la seguridad social.

 

En definitiva, el cambio climático y la protección social están interrelacionados. El acceso efectivo a prestaciones y servicios de seguridad social suficientes puede desempeñar un doble papel en la lucha contra el cambio climático y los riesgos provocados por el clima. Sirve de base para las medidas dirigidas a promover la resiliencia frente al clima y a mitigar los efectos socioeconómicos adversos de los riesgos climáticos por medio de la asistencia social, el seguro social y las intervenciones activas en el mercado de trabajo (OIT, 2023). Por ejemplo, el programa Bolsa Floresta, puesto en marcha en el Brasil en 2007, utiliza una serie de intervenciones integradas para alcanzar el doble objetivo de conservar los bosques y mejorar los medios de subsistencia de sus habitantes en algunas reservas de desarrollo sostenible del estado de Amazonas.

 

El creciente reconocimiento de la importancia de la protección social para hacer frente al cambio climático y a los riesgos provocados por el clima ha llevado al diseño y la ejecución progresiva de programas de seguridad social que respondan a las crisis y puedan adaptarse en países africanos como Lesotho, Malí o Mozambique, así como en la región del Sahel. Esto contribuye a mejorar la preparación para la respuesta en casos de crisis, minimizando sus efectos adversos y limitando la necesidad de realizar intervenciones humanitarias independientes para hacer frente a los riesgos provocados por el clima.

 

Las intervenciones de protección social desempeñan un papel fundamental en la mitigación de los efectos socioeconómicos adversos del cambio climático y los riesgos climáticos. Sin embargo, los sistemas de protección social no son inmunes al cambio climático y los riesgos asociados a este. El aumento del gasto en prestaciones y la erosión de la base de financiación como resultado de la materialización de los riesgos climáticos, como los despidos debidos a fenómenos meteorológicos extremos, pone en peligro la resiliencia y la capacidad de respuesta de los sistemas de protección social.

 

De ahí que sea importante no solo centrarse en hacer frente a los efectos socioeconómicos adversos del cambio climático por medio de la protección social, sino también en adoptar y ejecutar medidas para frenar la evolución actual del cambio climático.

 

Arturo Rangel Bojorges Mendoza

Consejero Suplente ante el H. Consejo Técnico del IMSS.

Información obtenida de la Asociación Internacional de Seguridad Social.

 

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